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21 febrero 2011 1 21 /02 /febrero /2011 12:30

P1012075Historias de Cándido

El humo de un incendio

                Sigo en casa de Atila, oigo llamar a la puerta de la casa, me levanto y abro la puerta despacio, un joven quiere entrar, me dice que es periodista, le cierro la puerta sin decirle nada, oigo un ¡por favor ¡ ante lo inusitado de estas dos palabras, abro y le invito a pasar, mientras me dirijo con él a la mesa, me dice que se llama Isidoro, el joven en prácticas según me confiesa, necesita una noticia  en exclusiva con urgencia, le digo que quien le ha dicho que allí la encontraría, se niega a darme su fuente, pero dice saber de primera mano, que hay un loco con poderes paranormales encerrado en un baúl en la casa.

                Pongo cara de político, sonrió y niego la mayor, debe ser en otro sitio, le digo, aquí ni hay nadie así, su cara refleja decepción, me siento culpable y decido ayudarle. Te puedo contar una historia real y algo antigua, sobre muerte, inseguridad y dinero, tuvo ríos de tinta y muchos titulares, pero nadie llego a publicar sobre el fondo de este asunto, en su sentencia y final, se acabo con el espíritu de la transición. El me sonríe y saca un cigarrillo, lo enciende después de ofrecerme, no fumo le contesto y empiezo mi relato.

                Comienzo mi historia, haciendo participe a Isidoro de que lo sé, por boca de un amigo llamado Atila, el 31 de Diciembre del año 1983, 81 personas perecieron en una discoteca en Madrid, su nombre y por el que se hizo famosa fue Alcalá 20, un foco de una actuación empezó a quemar el telón del escenario, los empleados de la discoteca con mal criterio, abrieron el telón, la entrada de aire avivo rápidamente las llamas, el humo, el pánico, puertas de emergencia insuficientes y cerradas, más un tapón de gente que quería recoger sus abrigos, hizo que la tragedia se cobrara muchas vidas, Atila conoció a uno de los fallecidos y supo por boca de dos de sus hermanos que estaban con él, estos detalles así como que algunos en un principio, no hicieron el debido caso, debido a las horas en las que ocurrió y a su estado en algunos casos.

                Atila, se dedicaba por aquellos años a montar discotecas, me comento en el momento de ocurrir, que la sala de fiestas Pasapoga, la cual conocía por haberla restaurado después de un incendio, sin muertos, estaba en la misma situación. De sus cuatro puertas de emergencia, dos daban a la calle Abada, de 3,60 de anchura se acababan convirtiendo en 1,20, llegando a la calle a través de largos pasillos y escaleras que te podían desorientar y llevar incluso debajo la pista de baile, esta se elevaba mediante un artilugio hidráulico para ampliar el escenario. Las otras dos con una anchura de 3,60 también, acababan en una escalera de 50 cm que daba al interior del ropero, con salida a Gran Vía, y ojo al dato, se le había vuelto a conceder licencia de apertura, después de su cierre por el incendio, apenas tres años antes.

                Tenia Atila, también otro cliente, que llevaba el hombre batallando con su licencia cuatro años con ella, después de tanto tiempo había conseguido hasta un certificado de medio ambiente, cosa desconocida y exótica en aquellos tiempos, pero este tenía un vecino que  concienzudo y militar, le denunciaba un día si y al otro también, con la profesionalidad propia de los militares en los asedios, en esto se realizo un decreto en Madrid, de que todos los locales que no tuvieran licencia de apertura, se les cerraría, dándose entonces el caso de que un local, que arquitectónicamente cumplía la normativa fue cerrado y otro que en potencia, podía ser un peligro siguió abierto durante lustros.

                Recuerdo que Atila me dijo por aquel entonces, que el asunto era una patata caliente y que los magistrados tardarían años en juzgar el asunto, el motivo por lo que Atila decía esto, era porque a su entender, (era un gran conocedor por su trabajo de la normativa de este sector), la responsabilidad era del  Ayuntamiento, con relación a la Normativa de Incendios, existía en las Ordenanzas Municipales, un artículo, que decía, todos los locales que no puedan cumplir la Normativa Vigente, tendrán tres años para cambiar la actividad de sitio y una indemnización con arreglo a derecho, abriendo paso a la obligatoriedad de la intervención pública, de este nimio detalle, parece ser que de ninguna importancia, (le recalco yo con ironía) no salió nada en los medios de comunicación, a los periodistas se les hablo de reformas sin licencia de una nueva barra, la mala distribución del local, en suma se les dio humo, y tus compañeros Isidoro,  solo hicieron lo que normalmente hacen repetir, repetir y mas repetir, de cosecha propia nada, de comprobar el por qué nada de nada y de hacer una investigación independiente, nada de nada de nada, con tanta nada en un lado es fácil ocultar las cosas importantes, se estimula entonces el morbo y todos contentos, unos logran que no se informe con objetividad, hermosa palabra, que no quiere decir, el repetir lo que te dicen, y otros que se vendan periódicos o anuncios.

                No se equivoco, aunque antes habría un segundo acto, casi desconocido para la opinión pública, en el se cambiaría la redacción de la Ordenanza,  en el sentido de cambiar obligatoriamente la actividad de sitio indemnizando, por el de que la edificaciones existentes se adecuarían dentro de lo posible,  Atila se cogió un globo de los suyos y sigue sin explicarse, como Tierno Galván, no indago mas en este asunto, un mal día lo tiene cualquiera recuerdo que le dije yo, menos afectado afectiva y jurídicamente por el tema, será eso me contesto lacónicamente, puedo decirte Isidoro que se que Atila respeta a Tierno por lo que significa y admira sus claros, cree que no hemos vuelto a tener a un político con  de su talla moral e intelectual.

                Se tardaría en total cerca de doce años, para que el asunto se dilucidara totalmente en los tribunales, en este tercer y hasta ahora último acto, el tribunal declaro inocente a la administración y criminalizo a los propietarios de la sala, vivos y muertos, pues algunos habían fallecido.

Atila nunca ha estado de acuerdo con esta sentencia, partiendo de su derecho a discrepar cree que con ella se vulneraron derechos de los propietarios de la discoteca, como es el de presunción de inocencia, pues se les presumió con conocimientos técnicos y jurídicos, propios de los servicios municipales, que deberían haber estado vigilantes, con el agravante de que era una sala de fiestas, situada en una de las calles más importantes de Madrid, con espectáculos a diario, la arquitectura del edificio y el diseño de la sala, hacía imposible que cumpliera la ordenanza de bomberos, la sala debía haber estado al menos en proceso de cierre y cambio de lugar de la actividad, instado por la administración.

Isidoro, que hasta ese momento, ha estado tomando notas, pregunta que donde puede informarse y comprobar esos artículos, no esperaba esa respuesta, después de todo quizá haya vida después de los realitys, le digo que han pasado muchos años, que tendrá que hacer una labor de estudio y comprobación sobre lo que le he contado, pero que eso, pasado el tiempo no es ahora lo verdaderamente importante, lo importante es que la administración solo gasta dinero en lo que le reporta ingresos vía multas,  ampliando nuestros horizontes de abonar esta juerga, mediante la lotería de los impuestos aleatorios en forma de multas, mientras criminaliza a todo aquel que simplemente se mueve, condenándonos a estar lo más quietos posible, para que como en la mili, nadie se fije en nosotros, pasar desapercibidos es el lema.

Isidoro me replica, las Leyes están para cumplirse y se debe acatar lo que dictan los tribunales, me desinflo, mi esperanza se desvanece, siento nuevamente que estoy en una sociedad Orwelliana, que hay mucha gente que vive en el Ministerio de la Verdad, de la novela de titulo mil novecientos ochenta y cuatro.

Con mi amigo encerrado en su baúl, siento como él una inmensa soledad y cansancio, de un hombre que vaga solo por un desierto, en el que los iconos y símbolos de libertad, como es la feroz crítica a un sistema llamado en la novela “Gran Hermano” han sido prostituido por un Reality, cuya cadena televisiva ha acabado comiéndose a otra mucho más seria y culta la CNN.

¿Dónde estáis compañeros?, soy el último hombre en Europa  o estáis todos metidos en baúles como Atila, donde están vuestras voces, ¿clamando en un espacio tan reducido que nadie puede escucharos?, me levanto despacio y le digo a Isidoro, que debe irse tengo que descansar, este se levanta, se despide y me dice adiós, no sé lo que hará con esta historia, ni creo que pueda hacer nada, el no lo sabe pero no está en un estado en el que decida libremente, el humo no le deja ver los incendios, necesitare como Orwell 36 años para que estos cuentos vean la luz, yo ya no estaré, pero vosotros los que me leáis sí.

21 de Febrero de 2011

Cándido Villalazan Congreso

www.candidovllalazancongreso.over-blog.es

Parte VII  (es un cuento inacabado, sigue sus partes)

Parte I  Relatos vecinales  -  Parte II  Atila me preocupa – Parte III  Reflexiones de Libertad

Parte IV  Sobre Estanflaciones y otras zarandajas    Parte V Sueños y Pesadillas

Parte VI – Sobre Ministros Y Chinos

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